Él (L)

23.1.11

Una tarde de invierno. Una tarde limpia de nubes, serena. Una tarde en la que la luna brilla más que nunca. ¡No! Él brilla más.
Me coge de la mano. Paseamos durante un rato por este monte, con grandes árboles cubiertos por una fina capa de nieve. "Parece el paraíso" pienso.
Mientras caminamos él me observa disimuladamente, y sonríe. Yo también le observo, un poco tímida y con una sonrisa que hace latir mi corazón.
Él mira el cielo. Es como si estuviéramos en un mar de estrellas.
Se para y se mantiene enfrente de mi, con esos ojos que inspiran misterio.
-Quiero enseñarte algo.
Yo no puedo hablar de la emoción. Suspiro y sonrío.
Me da un leve beso.

 Se pone detrás de mi, y me pone un pañuelo que me tapan los ojos.
-No te preocupes, yo te guiaré.
Me coge de la mano. Andamos otro rato. Ya he perdido la orientación.
Una dulce voz me despierta de mis sueños.
-Ya hemos llegado, mi amor.
Me quita el suave pañuelo con cuidado. Sus manos apenas rozan mi cara.
Miro delante,(¡Dios Mío!). Enfrente de mi en el suelo, encima de la nieve, una especia de sábana con pétalos de flores por todas partes. La luna lo ilumina todo.
- ...
Apenas puedo articular palabras. Me deja sorprendida y atónita.
Me coge con una mano en la espalda y me lleva hasta allí.
-Quiero pedirte algo, mi amor.
-Dime, mi dulce amado.
-Te amo demasiado.
-Yo te amo mi amado.
-...¿Quieres ... casarte ... conmigo?
Él no deja de mirarme, pero yo no puedo responder. Mi corazón se desboca. Esa carita no deja de mirarme. Está asustado, puedo sentirlo. Entonces, saco la voz de mi alma al exterior.
-Sí, mi dulce amado. Te amo.
Una lágrima de ternura recorre mi mejilla.
Él sonríe. Me coge despacio por el cuello y me besa apasionadamente.

"Siempre te amaré"- dice mi alma (L)
 

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